Con la presencia de los integrantes de la Asociación de Veteranos de Malvinas de San Pedro y el ex combatiente Julio Aro, se realizó el cierre de la cocción solidaria de cerveza artesanal que a través de la fundación “No Me Olvides” se pudo concretar a través de un grupo de cerveceros locales.

La presencia de Aro en San Pedro enalteció la iniciativa al tratarse de una de las personas que llevó adelante una de las actividades más sentidas después de la guerra y que fue la de impulsar la identificación de los cuerpo enterrados en el cementerio de Darwin junto al británico Geoffrey Cardozo.

“Estoy muy feliz de llegar a San Pedro. Vengo de Mercedes, de pasar por el cementerio a saludar a mis viejos y hoy venimos a dar las gracias”, comenzó resaltando Julio Aro en el aire de FM Génesis.

“Venimos a agradecer a esta gente que ha hecho un trabajo maravilloso junto con los veteranos; gracias por dejar participar a la fundación y por hacer felices a muchas personas, por malvinizar, por poner esta pasión por la cerveza en manos del hospital, y que el hospital tenga su dinero como corresponde y a través de tenerlo esa una forma de malvinizar”.

“La fundación "No me Olvides", el trabajo fundamental es recolectar cada una de las familias, buscar y poder devolverles la identidad. No por haber muerto tienen que perder su nombre, así que hoy con mucha alegría podemos decir que tenemos 120 compañeros identificados que estaban bajo una placa de granito negra horrible que decía Solado Argentino solo Conocido por Dios; esa placa ya no existe más, esa placa fue cambiada por un nombre y apellido como corresponde, y hoy los padres tienen un lugar exacto en donde poder llorar, hablar con su hijo”, dijo orgulloso.

“No van a cualquier lugar, van a donde está su hijo enterrado”, destacó.

“Vengo de Buenos Aires, de estar con antropología forense, de estar con Virginia Urquiza, de seguir buscando”. “Yo digo que el día que me muera, mi cajón tiene que ser más grande que el de los demás, que la ayuden a mi hija a que me entierren. Porque el día en que me muera quiero que me entierren así, con los brazos estirados, que eso signifique que uno ni siquiera muerto baja los brazos por Malvinas, ni siquiera muerto voy a abandonar a mis compañeros”, manifestó emocionado.

“Todo esto que nos está pasando es una caricia al alma, porque los tuvimos que abandonar, porque la guerra es así, y hoy los pudimos recuperar. Hoy podemos decir, acá esta, no porque murió tiene que perder el nombre”.

“Es alentador, es sanador, la verdad que a mí me enorgullece y sobre todo cuando hay un montón de personar involucradas como por ejemplo Geoffrey Cardozo”, manifestó Aro.

“Geoffrey sigue escribiendo, sigue preguntando en qué puede ayudar. Estamos invitados el 15 de febrero para dar una charla en la Universidad más importante de Londres, y no hablamos sobre si las islas son Argentinas, hablamos de la parte humanitaria”, resaltó sobre su relación con el británico. “Hoy Geoffrey es familia”.

El 14 de junio de 1982 finalizaba la guerra para los argentinos que se encontraban en Malvinas. A partir de ese momento, un oficial inglés, Geoffrey Cardozo, se encargó del armado del Cementerio de Darwin. Pero, ante la falta de objetos que permitieran la identificación de los cuerpos, quedaron 122 tumbas que solo llevaban la inscripción “soldado argentino solo conocido por Dios”. Años más tarde, cuando los familiares de los caídos visitaron las islas para despedir a sus hijos, hermanos y esposos, debieron elegir una cruz sin nombre para poder rezar y dejarles una ofrenda.

El marplatense Julio Aro había participado de la guerra con el Regimiento de Infantería 6. Al volver de las islas, en 1982, y sin varios de sus compañeros, Julio sintió que había dejado en el archipiélago parte de él.

Regresó a las islas en 2008 y junto a Geoffrey Cardozo encabezaron la iniciativa de identificar a cada uno de los cuerpos enterrados en ese lugar, así se ganaron el reconocimiento mundial que los llevó a estar postulados al Premio Nobel de la Paz.