Ya hace más de dos décadas que decidió retirarse definitivamente de la televisión. Sin embargo,
Tuvo que hacerse fuerte, más de lo que pensaba, cuando perdió a su compañero de vida, César Mascetti, el 4 de octubre de 2022. Con él no solo había logrado formar una familia ensamblada, sino también una dupla laboral inigualable. Incluso, cuando después 13 años al frente de Telenoche, el noticiero con el que ambos entraron a todos los hogares del país, decidieron abocarse a su propio emprendimiento turístico y gastronómico al que denominaron La Campiña. De manera que su partida fue un golpe muy duro para ella.
No obstante, Mónica nunca bajó los brazos. Porque aunque su gran amor ya no estuviera a su lado, él nunca hubiera querido verla sufrir. De hecho, en su carta de despedida, Mascetti dejó en claro que se iba feliz de estar en su pueblo, “rodeado de durazneros en flor y de naranjos que esperan su turno para dejar caer sus pétalos e inundarnos a todos de perfume”. Algo que, aún con la tristeza de no contar con su compañía, ella puede seguir disfrutando al día de hoy.
Continúa trabajando, aunque ya no con las noticias del día y la adrenalina del último momento, sino compartiendo su magia con las personas que visitan el lugar. A ellas les cuenta lo importante que es “honrar la tierra”, que es la base de la vida. Y les cuenta cómo César y ella, que pasaron más de 30 años entre máquinas de escribir, cámaras y micrófonos, habían logrado encontrar su felicidad en contacto con la naturaleza.
Por supuesto que, a pesar de su viudez, Mónica no está sola. Recibe muy seguido la visita de su hija, Sandra Mihanovich, quien suele pasar allí algunos fines de semana junto a su esposa, Marita Novarro, compartiendo charlas, cenas, películas y salidas. También cuenta con el amor de su hijo Vane Mihanovich, de sus nietos, Sebastián y Sol, y de sus bisnietos, Elina, Amelia y Maica, entre muchos otros seres queridos. Y su rutina es casi como la de cualquier otro sampedrino.
De todas formas, tantos años ligada a los medios convirtieron a Mónica en una verdadera leyenda viviente. Así que las demostraciones de afecto por parte de la gente son constantes. Hija del conde francés Gilbert Georges Louis Cahen D’Anvers María Elina Láinez Peralta de Alvear
Entre 1964 y 1970, Cahen D’Anvers participó en la telenovela El amor tiene cara de mujer. También hizo sus apariciones en las películas Con gusto a rabia, de 1964, y Extraña invasión, de 1965. Pero, aunque en 1979 hizo de ella misma en el film Expertos en pinchazos, desde 1966 se convirtió en la conductora de Telenoche y cambió los guiones por las noticias. Estuvo al frente del noticiero central de Canal 13 junto a Andrés Percivale Mónica informa. Y, entre 1978 y 1980, estuvo al frente del ciclo Mónica presenta, entre muchos otros programas.
Sin embargo, fue la dupla con Mascetti la que quedó guardada en la retina de todos los argentinos. Sus nombres, “Mónica y César
Cuando se conocieron, allá por el año 1971, Cahen D’Anvers ya era una periodista reconocida y respetada. Y Mascetti un joven que prometía mucho profesionalmente, pero por el que pocos apostaban a la hora de pensar en una pareja formal. Para colmo, ella estaba casada con Iván Mihanovich
Lo cierto es que, tiempo después, cuando ella ya se había separado de su primer marido, ocurrió el flechazo de la manera más inesperada. Fue durante una fiesta con motivo del Día del periodista
Es verdad que, al principio, tuvieron que ocultar el romance. Pero, luego de unos siete meses, todo salió a la luz. Y, a pesar de los malos augurios de quienes aseguraban que la relación no tendría futuro, ambos celebraron sus bodas de plata el 7 de junio de 2003
El 19 de diciembre de ese mismo año, en tanto, ambos se despidieron para siempre de Telenoche. Al año siguiente, decidieron continuar la dupla al frente de un ciclo que llevaba sus nombres, Mónica y César, en Radio del Plata. Y allí siguieron trabajando hasta el año 2015, cuando tomaron la determinación de instalarse definitivamente a 150 kilómetros al noroeste de Buenos Aires, muy cerca de la naturaleza y lejos del estrés de la gran ciudad.
Tenían un plan: envejecer juntos en ese lugar que para ellos tenía una mística especial. Y así lo hicieron. A Mascetti le tocó partir antes, pero en paz. “Me estoy muriendo en San Pedro a los 80 años, en donde siempre quise morir junto a la mujer que amo, abrazado a mi familia, qué más puedo pedir”, concluía el periodista en su carta de despedida. Y Mónica, la mujer que amaba, sigue allí velando por ese sueño que construyeron juntos.
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